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Pensamiento Nacional en el barrio Dorrego

El sábado 8 de abril en el Centro Cultural Enrique Santos Discepolo, sito en la calle Llorente 6633 del Barrio Dorrego, la Agrupación “General Manuel Dorrego” organizó un encuentro donde Iciar Recalde disertó sobre: ¿Por qué soy Peronista? Y Modelo Argentino para el Proyecto Nacional

Iciar Recalde es fundadora del Centro de Estudios Juan José Hernández Arregui y docente en la Facultad de Periodismo y Humanidades de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), además integra la Cátedra de Pensamiento Nacional, Sociología de la Cultura Latinoamericana y Literatura Argentina de la Universidad de Lanús.

En su disertación manifestó: Insisto en una cuestión medular: un peronista que niega a los trabajadores como columna vertebral del movimiento desconoce la doctrina, la realidad histórica efectiva y el legado de Juan Perón. Un peronista que desconoce la centralidad de los sindicatos en la lucha política por la liberación nacional desconoce la esencia del nacionalismo popular revolucionario. En tal sentido, siempre traigo a la memoria la vigencia de lo afirmado por el General Perón en la fiesta de los trabajadores un 1° de mayo de 1950: “El movimiento justicialista es un movimiento obrero. La defensa de los trabajadores se hace solo por los trabajadores mismos. El movimiento sindical argentino y el pueblo argentino tienen la enorme responsabilidad de conservar este legado que nuestra generación creó para la felicidad de nuestros hijos y de nuestros nietos y para que no vuelvan a producirse los dolores y las miserias que hemos presenciado. Por eso compañeros, es necesario afirmar los sindicatos; es necesario apuntalar la CGT; es menester que todos los trabajadores de la patria, en este inmenso movimiento sindical, terminen por establecer que en esta tierra los trabajadores son uno para todos y todos para uno. Y así unidos los sindicatos y el pueblo argentino, custodiaran y defenderán en el futuro sus reivindicaciones, y será el pueblo y los trabajadores, marchando del brazo por la ancha calle de la historia, quienes escribirán el último capítulo justicialista de esta querida patria argentina. (…) Unidos, venceremos.” Soy una convencida de que en la historia de la liberación nacional ninguna lucha se pierde totalmente. Muta, transfigura, y lo que ayer fue acción patriótica, hoy deberá ser conciencia nacional, popular y antiimperialista para que mañana troque en política nacional independiente. Por eso, a la ocupación espiritual y política efectuada por el extranjero y sus socios locales, nosotros la enfrentamos históricamente con redención de nuestra conciencia histórica, base de la conciencia nacional independiente. En tal sentido, digan lo que digan los predicadores de la negación y defenestración del movimiento obrero organizado como columna vertebral del movimiento nacional, los trabajadores y sus organizaciones, como siempre en la historia nacional sacarán la patria de la ignominia colonial. Hoy, cuando muchos elucubran y ansían estallidos sociales que, como siempre, nos costaron y nos costarán mucha sangre, otros predicamos tiempo, el tiempo necesario para la reconstrucción de la solidaridad interna que permita el surgimiento de la unidad de doctrina y acción. El tiempo de los trabajadores que no correrán detrás de las urgencias dictadas por las vanguardias iluminadas, ni la de los retardatarios de las roscas y los negocios. Lisa y llanamente, porque de los yerros se aprende y se sabe con certeza que la fragmentación y desmovilización del movimiento nacional no es consecuencia del triunfo electoral de la oligarquía, sino a la inversa: la fragmentación y desmovilización del movimiento nacional que se operó durante los últimos años desde la conducción del movimiento nacional nos llevó a la tragedia que viene mostrándole día a día en sus ribetes más aciagos. La salida a la encerrona actual es la Organización de los caminos de unidad que permitan la reconstrucción del movimiento nacional con protagonismo obrero, programa de emancipación y épica que no nos falta.

Es necesaria la grandeza y el patriotismo para volver a poner en su lugar el orden de los términos que fueron trastocados: primero la Patria, después el Movimiento y por último los hombres. El peronismo, ese coloso que nos dará cobijo para las batallas actuales y las que se avecinan, deberá alimentarse hoy de las mejores tradiciones y reivindicaciones de las experiencias de lucha del movimiento nacional para que no vuelva a ser un cadáver andante con vocación de poder pero carente de las tres banderas como lo fue en los noventa. Había dicho el General Juan Perón a John William Cooke en junio de 1956: “Es necesario que el pueblo se convenza que su liberación debe ser suya. (…) de qué podría valerle lo que le diéramos si no es capaz de defenderlo y mantenerlo. Los pueblos que no saben defender sus derechos y su libertad, merecen la esclavitud.” Creo fervientemente en las capacidades colectivas de mi pueblo.