![]() Opinion / Por Jorge Rachid
De La Supuesta Derechización A Los Mariscales De La Derrota
Reflexiono sobre la discusión de J.W.Cooke y el General Perón, cuando el "gordo" querido compañero, con una lógica impecable de la coherencia ideológica, enfrenta los contratos a realizar con la petrolera California que proponía el Líder, desde su puesto de diputado, desde su entrega militante y plantea la discusión en el ámbito parlamentario, contrato que finalmente fracasa por otros motivos. Corría el año 1954, se había muerto Evita, hubo un golpe de estado fallido en el 51, emergencia hídrica y crisis internacional 52, cuando Perón propone comer "pan de centeno" y la oligarquía rechaza por ser comida para los chanchos, en el 53 el terrible atentado del subte en Plaza de Mayo con 7 muertos y 90 heridos en una jornada de CGT con Perón. Ese era el marco en el cual se daba la discusión de la California, que un año después la saldó la Revolución Fusiladora, bombardeando la plaza, matando 380 personas, mas de 2.000 heridos, fusilando a sus camaradas en el 56, incorporando al país al FMI, abriendo la economía, bajando derechos laborales, interviniendo la CGT, clausurando el parlamento, designando nueva Corte Suprema, derogando la Constitución del 49 eje del constitucionalismo social del siglo XX, producto del peronismo y ese personaje oculto, pero trascendente el Dr. Arturo Zampay, persiguiendo artistas populares, encarcelando a Hugo del Carril entre otros tantos dirigentes y sindicalistas, atando al país a las necesidades del imperio emergente y su socio, EEUU e Inglaterra. O sea que un año después de esa discusión Perón marchaba al exilio y Cooke estaba preso yendo a Ushuaia junto a Cámpora, Jorge Antonio y otros, al penal que Perón había clausurado por indigno de la condición humana. Esa historia nos marca cuales son los caminos que transitan los enemigos de la Nación, aprovechando todas las herramientas que les ofrecen, las lógicas contradicciones del movimiento nacional, proceso natural en el conglomerado de un conjunto de voluntades, alimentadas por ideas de liberación, que difieren por momentos en los vericuetos del camino a recorrer por los procesos populares, diferentes por supuesto del conjunto de ideas de la sumisión, que alimentan los conservadores, que aún dentro de los movimientos nacionales existen y conviven con su contradicción, pero que son funcionales a los planes de la antipatria, por acción o por omisión. La historia entonces nos marca los rumbos, aquellos que tienen que tomar quienes gobiernan, no siempre en un hilo conductor con esa coherencia que demanda la abstracción ideológica, sino con la lógica del poder, en el campo de batalla, bombardeado y extorsionado por las políticas que en general, con matriz imperial, desde el exterior, en movimientos de pinzas entre financieros y mediáticos, intentan condicionar, esmerilar y destituir los movimientos populares que gobiernan. Es posible que en determinados momentos del ejercicio del gobierno, deban tomarse medidas que nunca se pensaron, a demanda de coyunturas puntuales que determina el marco político, pero si la gestión tiene compromiso ideológico, las medidas que se toman se acompañan con otras, destinadas a conseguir lo máximo posible, con el menor costo social que se pueda. Así el llamado ajuste de una devaluación impuesta por los mecanismos descriptos, llevaron como contrapartida a liberar las paritarias, al Plan Progresar, a romper el frente externo complicado destrabando conflictos, pero con políticas soberanas. Un ajuste que se produjo sin cierre de fábricas, al contrario con nuevas líneas de crédito para las pequeñas y medianas empresas, con nuevas medidas de protección de los trabajadores llamados "informales", verdaderas víctimas de explotadores, apuntalando una YPF recuperada, volcando recursos a la obra pública en especial las represas del sur, frente al aumento de la demanda energética del desafío industrialista del país, entre otras tantas que evitaron la destrucción de empleo y la pérdida del consumo, pilares de la estrategia peronista desde el estado nacional. Así que la supuesta claudicación a "derecha" del gobierno, se transforma en un slogan de campaña de quienes agazapados en los rincones del movimiento nacional, pretenden volver a la lógica de los 90, verdadera vergüenza en la historia de nuestro movimiento, del cual aún no hemos realizado un exhaustivo examen autocrítico, ya que muchos de los que fueron voceros enérgicos de aquellos años, son estigmatizadores del "bien y del mal" en la militancia política, hoy. No hay claudicación, si hay una percepción de la realidad que demanda políticas tendientes a conservar y apuntalar el camino recorrido en los últimos 11 años, en que hemos recuperado la memoria y afianzado la identidad, lo que nos volvió a llenar de juventudes ansiosas de construir un nuevo modelo social solidario del siglo XXl. Ese camino es el que nos debería guiar, para no equivocarnos ni ser funcionales a terceras intenciones, con preguntas sencillas, que marcan cuales son los límites de la banquina de la historia. Por eso no habrá continuidad de las políticas del peronismo, si el Estado no sigue siendo el ordenador social combatiendo la voracidad del Mercado, protegiendo los intereses de los sectores mas humildes y desprotegidos de la sociedad, si no sigue ampliando derechos y volcando su esfuerzo en la calidad de vida de los millones de argentinos que aún reclaman que este rumbo los alcance en forma plena, además de los avances producidos estos años de la década ganada, en este aspecto de jerarquizar el estado rige uno de los límites mas claros frente al evento electoral. Los que piden "disminuir el gasto", "eliminar la presión fiscal", "bajar los costos laborales", "mano dura", "orden y progreso", "integrarnos al mundo", "ser confiables y previsibles", "garantías institucionales", "estado mínimo", son entre otros tantos los eufemismos destinados a enmascarar sus verdaderas intenciones, de sumisión colonial, del país agroexportador que imaginan reeditar. Pero tampoco se podrá avanzar si la política no sigue siendo la herramienta vertebral de la resolución de los conflictos y la amalgama necesaria para la construcción del nuevo paradigma social del siglo XXl, que ha podido avanzar sobre la lógica "del fin de las ideologías" del Consenso de Washington, que ejecutado por el Plan Brady logró quedarse con los activos de los países de nuestra Sudamérica, que hemos recuperado, no sin conflicto, alguno de ellos, aún abierto en el frente externo y alentado por los buitres de afuera y de adentro, que vaciaron el esfuerzo de generaciones de argentinos, que con tanto empeño tratamos hoy de reconstruir, tantos años después del salvajismo neoliberal. La Patria Grande de Artigas, San Martín y Bolívar está en marcha 200 años después, en los sueños de Morazan, Martí, Gaitán, Sandino, Vargas, Guevara, Perón haciendo realidad la presencia protagónica de los pueblos, verdaderos y únicos escribientes de la historia, esa historia que nos moviliza y entusiasma, que nos interpela y nos empuja, que crea los sueños y utopías necesarias a nuestros jóvenes y nos da aliento a los "otoñales", en ese camino de la política como instrumento, hoy podemos afirmar que estamos dejando un país mejor que el que imaginamos en nuestros años jóvenes.
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