![]() Opinion
El 17 de octubre, según la Embajada Norteamericana Lic. Pablo A. Vázquez
La Revolución del 4 de Junio de 1943 trajo al coronel Juan Perón y su política social, impulsó más de 120 decretos leyes, sumó el apoyo de dirigentes del socialismo y el radicalismo, a la vez que ganó popularidad entre los trabajadores. Los sucesos escalaron con la reunión de representantes de toda América en el palacio de Chapultepec, ciudad de México, donde finalmente Argentina declaró la guerra al III Reich, semanas antes de la caída de Berlín. “El 23 de abril... (Perón) distribuyó a la prensa una declaración en la que aseguraba no aspirar a la presidencia... ¿Era sincero Perón? Probablemente no. La declaración se emitió fríamente, por escrito y como de mala gana... lo que parece seguro es que no medió ninguna presión militar u oficial para que Perón formulara su sorpresiva declaración”. El 9 de mayo arribó el nuevo embajador norteamericano Spruille Braden que se transformó en el adversario más hostil a Perón. Aglutinó a la oposición en su lucha contra el gobierno militar, aprovechando la derrota del Eje. “... Perón y el sistema que él representa está recuperando posiciones. Perón y sus colaboradores más íntimos no necesitarán gran habilidad para conservar su poder en el Ejército, mantener a la oposición en estado de confusión e indefensión y continuar apareciendo como el hombre indispensable a los ojos de sus seguidores (incluidos los menos entusiastas). Mientras que mucha de la fuerza de Perón se deriva del temor de los oficiales del Ejército a lo que les pudiera suceder si aquél fuera derrocado, no debemos perder de vista que el régimen actual es un movimiento inspirado y apoyado desde el exterior y se sustenta en la xenofobia, vanidad y ambiciones del pueblo argentino, aprovechándolas al máximo. (...) Mientras la oposición persista en este comportamiento, Perón y su grupo no pueden ser derrocados desde el interior de la Argentina”. (Van Der Karr, 1990: 91 92) La fricción entre el coronel y el embajador estallaron en su última reunión del 5 de julio, insulto por parte del primero y enojo – previo olvido del sombrero – del segundo mediante, que determinó una toma de posición irreductible de ambos. En tanto Perón consiguió el apoyo de sectores radicales, previo aval de Farrel y el ejército, que se expresó en adhesiones de dirigentes y actos de apoyo. Uno de ellos se desarrolló en Parque Retiro y fue relatado por Braden - con la firma de John Cabot, consejero de la embajada – en un informe MUY CONFIDENCIAL (en mayúsculas en el original) al Secretario de Estado norteamericano el 31 de julio de 1945: “Tengo el honor de informar que mi consejero y agregado cultural fue testigo presencial de la siguiente megalomanía exhibida por el coronel J. D. Perón, la noche del 24 de julio. Un grupo de partidarios de Perón, autodenominados “verdaderos soldados del Yrigoyenismo” (...) organizaron una cena en el Parque Retiro. Según reza la información, se hicieron presentes unas 2.000 personas. Al iniciarse los discursos, un grupo vociferante interrumpió con gritos favorables al radicalismo y consignas como “la Nación con Perón”, “Perón y Teisaire”, “Irigoyen y Perón” e insistió que la reunión marchara en masa al domicilio de Perón...”. (Van Der Karr, 1990: 94 - 95) Braden mantuvo contactos con el canciller Juan I. Cooke y con el ministro del Interior Hortensio Quijano. También siguió de cerca la realización de la Marcha de la Constitución y la Libertad, efectuada el 19 de septiembre, por toda la oposición al gobierno militar. Un día después, sugestivamente, desde La Paz – con copia para Buenos Aires – se envió un texto (URGENTE y SECRETO) al Secretario de Estado, donde se afirmó que: Pero el 17 la movilización popular precipitó un cambio político y social único en el país. Los hechos marcaron un camino difícil de entender para aquellos que representaban a los viejos intereses colonialistas y dejaban al descubierto su incapacidad.
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